LA ALAMEDA CENTRAL
Ya que en la ciudad no existía un lugar de paseo, y debido a
que la zona estaba siempre anegada, lo que provocaría problemas en caso de
requerirse el desalojo de la ciudad, en 1592 el virrey Luis de Velasco hijo,
ordenó su construcción.
Ubicado en lo que fuera el tianguis de San Hipólito, frente
al quemadero de San Diego, el Paseo Nuevo, como el propio virrey lo llamó,
ocupó sólo la mitad de su extensión actual. Fue hasta muchos años después, en
1770, cuando el virrey de Croix mandó hacer la ampliación, eliminando el
quemadero y colocando fuentes con motivos mitológicos en sus glorietas. Como la
alameda era un paseo al que acudía lo más distinguido de la nobleza, el virrey
Revillagigedo asignó su vigilancia a un buen numero de porteros que al toque de
oración cerraban con llave las puertas y de vez en cuando controlaban a los
jóvenes que en ese sitio sostenían duelos a espada por el amor de una dama.
Por los conflictos políticos que enfrentaba el país a
mediados del siglo XIX la alameda se encontraba muy deteriorada; por ello, la
emperatriz Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo, planeó y dirigió su
renovación, sembrando pasto y coloridos rosales en toda su extensión.
Debido al tipo de suelo, los álamos por los que había
recibido su nombre tuvieron que ser removidos, siendo sustituidos por otros
árboles como sauces, fresnos y eucaliptos.
Con la idea de que permaneciera siempre abierto para todos
los que quisieran visitarlo, en 1868 el gobierno liberal mandó quitar la barda
que lo rodeaba, cegar la acequia que tenía alrededor y colocar alumbrado con
mecheros de trementina, que tras ser sustituido por lámparas de gas en 1872,
fue finalmente cambiado por alumbrado eléctrico en 1892.
Además de las fuentes colocadas en las glorietas del paseo,
otras construcciones y esculturas han adornado sus jardines entre ellas un
restaurante y café construido en 1851 frente a lo que fuera el convento de
Corpus Christi y el kiosco morisco, que permaneció en la Alameda hasta 1909
cuando fue trasladado a la colonia Santa María la Ribera para colocar en su
lugar el Hemiciclo a Juárez como parte de la celebración del centenario de la
Independencia.
La Alameda mide 513 metros de largo y 259 metros de ancho.